Hegel vs. Marx

Hegel ganó. Marx creyó corregir a Hegel al postular la lucha de clases (las condiciones económicas) como la fuerza propulsora de la historia. Marx acusó el idealismo de Hegel, lo juzgó un conjunto de falsas representaciones que el hombre se hacía de sí mismo. El Absoluto no fue para Marx sino un fantasma cerebral: residuos de la concepción teológica y religiosa de la historia. En cambio, Marx defendió la subsunción del capitalismo por el comunismo. Marx creyó que era posible derribar el modo de organización capitalista de la sociedad. Pero Marx fantaseó. El único fantasma siempre ha sido el comunismo. Hegel ganó: en cada catedral, el fantasma cerebral del Absoluto adquiere realidad. En todo el mundo, la religión existe. Pero el comunismo nunca llegó. Lo que para Marx era lo más alcanzable, lo único necesario, lo más real, no ha sido nunca más que una fantasía conceptual. El materialista se perdió en la idealidad de su ficción; en cambio, el idealista atestiguó siempre la materialización de sus ideas.